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Wellness no es Hacer Ejercicio

  • Foto del escritor: Dra. Gloriana Gurdián
    Dra. Gloriana Gurdián
  • 5 sept 2022
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2022

¿Qué es lo primero que piensas cuando escuchas la palabra “wellness”?


Si hacemos la traducción literal wellness significa bienestar, sin embargo, a lo largo de las recientes décadas se ha formado un concepto alrededor de esta palabra que describe una serie de acciones concretas enfocadas en alcanzar una vida más saludable, equilibrada y plena.


La primera vez que se mencionó este concepto fue en los años 50, en boca del considerado “padre del wellness”, el bioestadístico Halbert Dunn. El Dr. Dunn fue de los primeros en entender que para alcanzar el máximo potencial humano el aspecto físico no era suficiente y le dio protagonismo a las esferas mental y espiritual.



Con el paso del tiempo más personas, sobre todo profesionales en salud como psicólogos y algunas vertientes de medicina alternativa, han comprendido la importancia y veracidad de estas declaraciones. Es así como hoy tenemos muchas más herramientas a nuestro alcance para poder implementar el wellness como estilo de vida y alcanzar nuestro potencial máximo de salud.


El wellness busca integrarnos como seres humanos, quiere que seamos uno solo cuerpo, mente, espíritu y ambiente. Si logramos este equilibrio nos sentiremos realizados no solo físicamente sino también tendremos paz interior, y una relación armoniosa con nuestro entorno alcanzando así la tan deseada salud integral.


Quizás este concepto suene un poco abstracto y no logremos ponerlo en el contexto de nuestras vidas, muchos otros tal vez piensen que esta es una tendencia exclusiva para la gente “fitness” o los que practican yoga; pero la realidad es que cada uno de nosotros tiene el potencial de levantarse con energía cada día, con un cuerpo sano, de sentirse satisfecho y en paz consigo mismo independientemente de las circunstancias que se estén viviendo, y ser feliz en su entorno generando relaciones armoniosas. El wellness es para todo el mundo, no importa edad, raza, estado físico ni creencias.


Las buenas noticias es que no es un objetivo imposible de conseguir, no es un panorama utópico, es una meta que todos tenemos a nuestro alcance si tenemos las 3 claves necesarias para implementar cualquier cambio: curiosidad, motivación y disciplina.


1. Curiosidad: no podemos cambiar si no sabemos en lo que nos queremos convertir. Y para definir esto debemos conocer nuestras opciones. La curiosidad es una característica innata del ser humano muy activa en los niños. Es fundamental que recuperemos ese instinto curioso, de querer saber más, de descubrir cosas nuevas, tener la intriga de qué nuevas prácticas podemos incorporar en nuestras vidas para experimentar cosas distintas y vivir un cambio.

Prefiero que mi mente se abra movida por la curiosidad a que se cierre movida por la convicción. - Gerry Spence

2. Motivación: no importa cuanta información y herramientas para cambiar tengamos en nuestras manos, si no tenemos el deseo intrínseco de un cambio, no lo vamos a lograr.

La motivación explica por qué las personas iniciamos, continuamos o terminamos un comportamiento en cada momento. Surge cuando identificamos una necesidad, y crece en nosotros el deseo por satisfacerla. La clave está en una vez encontrada la necesidad que tenemos de cambiar nuestro estilo de vida, entender que en el caso del wellness no hay una meta única que alcanzaremos con una fecha y hora determinadas. Es un camino que nos llevará a conseguir muchos pequeños logros, que son acumulativos y que debemos procurar que sean el alimento diario de esa motivación para que sea un proceso continuo y progresivo.


La motivación es lo que te pone en marcha, el hábito es lo que hace que continúes. - Jim Ryun

3. Disciplina: nada conseguimos si fuimos curiosos, descubrimos el cambio que queremos hacer y nos sentimos motivados a lograrlo, pero no tenemos los hábitos necesarios para implementar las acciones cada día.

Un hábito es una conducta aprendida que, tras realizarla muchas veces de manera repetitiva, llega a incorporarse en nuestro cerebro hasta que somos capaces de realizarla de manera automatizada mínimamente consciente. Crear hábitos es la mejor manera de garantizarnos cumplir una meta o lograr un cambio sostenido en el tiempo. Por ejemplo, si queremos bajar de peso debemos hacer ejercicio regularmente y escoger los vegetales en lugar de las frituras cada día; si queremos sobresalir en un deporte debemos entrenar todas las mañanas antes de ir a trabajar; si queremos dominar un nuevo idioma debemos estudiar y practicarlo a diario. La única manera de formar un hábito es con constancia y compromiso. Muchas veces no vamos a querer hacer lo que debemos, pero en estos casos debemos valorar el premio a largo plazo más que la gratificación inmediata, dejar de lado lo que se nos hace más cómodo y por medio de la disciplina ir a entrenar aunque no tenga ganas, escoger la fruta aunque quiera un chocolate, levantarme temprano aunque esté lloviendo y haga frío… y así continuamente hasta que un día lo haremos sin pensarlo, lo haremos automáticamente porque se convirtió en hábito.


Y es en este momento, cuando logramos la suma de los tres factores anteriores, que vamos a experimentar el verdadero cambio. Vamos a poder ver los resultados que nos ofrece el wellness y entonces entenderlo como el concepto amplio y pleno que es, mucho más allá de las concepciones usuales de que es solo ejercicio y comer bien, es un estilo de vida que nos brinda el bienestar completo.



 
 
 

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